El impacto del deporte femenino en Granada

Más licencias, más visibilidad, más futuro

Redacción  |  11 de agosto de 2025

Hace no tanto, ver a una niña jugando al fútbol o levantando pesas todavía despertaba miradas de sorpresa. Afortunadamente, esto a día de hoy en Granada es una escena cotidiana. El deporte femenino ha ganado terreno, paso a paso, con esfuerzo, con constancia y con mucho talento. La provincia está viendo cómo aumentan las licencias deportivas femeninas, se multiplican los clubes mixtos y el foco mediático empieza, por fin, a equilibrarse.

Las cifras se emparejan, aunque siga existiendo una gran diferencia. Más de un millón de licencias femeninas en toda España, el triple que hace una década, es una buena muestra de una presencia real a todos los niveles, ya sea en los campos, en las pistas o en las gradas. Incluso en espacios que antes eran coto cerrado de la élite masculina, como han sido las plataformas de apuestas en directo, han empezado a incluir eventos femeninos en sus catálogos. Eso da pistas de que donde hay interés, hay valor, y de que donde hay visibilidad, hay futuro.

Y Granada, que siempre ha respirado deporte, ahora empieza también a nombrarlo en femenino.

 

Nadie se extraña ya de la evolución e importancia del deporte femenino en Granada

Una de las señales más claras del salto del deporte femenino granadino es la apuesta por la profesionalización en los banquillos. En mayo de 2025, Irene Ferreras fue nombrada entrenadora del Granada CF femenino tras pasar por clubes como el Rayo Vallecano, el Valencia CF o el Deportivo Abanca. El anuncio fue oficializado por el club a través de un comunicado en el que Ferreras expresó su satisfacción por sumarse al proyecto rojiblanco, subrayando su compromiso con el crecimiento del equipo en la élite del fútbol español.

Ferreras no llega sola y, sin embargo, sí que representa una generación de entrenadoras con formación, experiencia y visión a largo plazo. Su llegada al club refuerza la estructura técnica y señala una intención clara por consolidar en la Liga F a su equipo.

La evolución también se percibe en otros deportes. Carmen Samaniego, histórica del rugby granadino y vinculada a la Universidad de Granada, ha sido testigo del cambio desde los años 90. Hoy sigue ligada a la formación deportiva y al desarrollo del rugby femenino.

Un equipo que marca más que goles

El Granada CF femenino está viviendo su mejor etapa: su permanencia en Liga F, semifinales en la Copa de la Reina, récord de puntos… y, sobre todo, su conexión con la afición son los mejores ejemplos posibles. En el campo, nombres como Laura Pérez destacan por su rendimiento y trayectoria. Natural de Huétor Vega, es actualmente la máxima asistente de toda la Liga F, un logro que habla de su visión de juego y de su compromiso con el equipo. Llegó al club con apenas seis años y debutó en Primera División con solo 15, convirtiéndose en uno de los símbolos del fútbol femenino granadino. Su perfil generoso en el campo ha sido reconocido por la propia Liga y por medios como AS, que la definen como “la altruista del gol”. A día de hoy, lidera no solo en estadísticas, sino también en ejemplo gracias a su constancia, humildad y evolución, que reflejan el camino que muchas otras chicas granadinas empiezan a recorrer.

El Granada ya no es solo un club con sección femenina, sino un proyecto sólido, con referentes reales y con jugadoras que inspiran desde la base.

Por otro lado, Ornella Vignola, la “Isco” del equipo, desliza pases imposibles y recuerda por qué el fútbol es también juego. Mientras, Alba Pérez protege la portería como quien defiende algo más que tres palos.

Lo que se ve… y lo que está creciendo

Pero esto no va solo de primera división. Hay algo más profundo gestándose en los patios de los colegios, en las canchas municipales, en los pabellones de los pueblos. Cada vez más niñas se apuntan a deportes que antes ni se planteaban. Judo, atletismo, fútbol sala, hockey, escalada. Cada vez más familias confían en los clubes, y cada vez más entrenadoras lideran desde el respeto, no desde la excepción.

Ayuntamientos como el de Maracena o Armilla han ampliado plazas en sus escuelas deportivas, han adaptado horarios y han promovido espacios seguros para chicas adolescentes. Todo esto, junto con una mayor presencia mediática, crea un entorno donde hacer deporte ya no es un privilegio, sino un derecho.

Y cuando todo eso se suma (infraestructura, formación, referentes, apoyo institucional), el resultado es evidente, apareciendo un deporte más igualitario, más sólido, más nuestro.

Mirar al futuro con los pies en el suelo

El avance del deporte femenino en Granada es el resultado de mucho trabajo silencioso. De madres que llevan a sus hijas a entrenar después del cole, de entrenadoras que abren el campo antes del amanecer, de periodistas que deciden contar goles femeninos en portada y de clubes que apuestan, de verdad, por ellas.

Granada está demostrando que no hace falta ser una gran capital para hacer bien las cosas, que se puede liderar desde lo local, desde lo humano, desde lo cercano, y que el deporte femenino no necesita ser defendido, necesita ser practicado, celebrado y, por supuesto, compartido.

 
 
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