El Instituto de Astrofísica de Andalucía estudia el ozono como clave para detectar vida en exoplanetas

Aunque el rango infrarrojo medio ofrece numerosas oportunidades para identificar biofirmas no permite detectar el O2

Redacción  |  4 de agosto de 2025
Representación artística de una super-Tierra orbitando alrededor de una estrella cercana !ESO/L. CALÇADA)
Representación artística de una super-Tierra orbitando alrededor de una estrella cercana !ESO/L. CALÇADA)

El Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) ha iniciado un estudio para demostrar que la combinación de ozono influido por óxido nitroso podría ser “clave” en la búsqueda de vida fuera del Sistema Solar.

El desafío principal en esta búsqueda es detectar oxígeno molecular (O2), una biofirma generada en la Tierra principalmente por procesos biológicos, pero cuya detección resulta dificultosa, especialmente en el rango infrarrojo medio donde no es visible.

 

El grupo SCITECHSS del IAA-CSIC explora el uso del ozono (O3), un subproducto del O2, como biofirma alternativa. Aunque el ozono no es producido directamente por procesos biológicos, su presencia indica la posible existencia de O2 y juega un papel esencial al absorber la radiación ultravioleta (UV) dañina, protegiendo la vida en la superficie planetaria.

El ozono deja una huella intensa en el infrarrojo medio y ultravioleta, facilitando su detección en exoplanetas. No obstante, la relación entre ozono y O2 depende de factores como el tipo de estrella anfitriona, la atmósfera y el clima del planeta.

El equipo liderado por Thea Kozakis ha simulado atmósferas terrestres en exoplanetas orbitando diferentes estrellas para estudiar cómo afecta la presencia de N2O (óxido nitroso, también conocido como “gas de la risa”) a la utilidad del ozono como indicio de O2.

El N2O, considerado también una biofirma, influye en la química del ozono al interactuar con la radiación UV que genera óxidos de nitrógeno (NOx), que pueden favorecer o destruir el ozono según el contexto.

En planetas con estrellas similares al Sol, el NOx destruye ozono en capas altas, exponiendo la superficie a radiación UV. En escenarios extremos con alta concentración de N2O, la radiación UV aumenta significativamente.

En planetas orbitando estrellas más frías y menos emisoras de UV, el NOx podría promover la formación de esmog en la atmósfera baja, fenómeno dañino para organismos, aunque podría proteger contra la radiación.

Este trabajo aporta una valiosa base de datos química en distintas condiciones estelares para planificar observaciones futuras con telescopios de próxima generación, aportando herramientas más precisas para detectar biofirmas.

“Queda un camino largo para entender qué señales buscar, pero añadimos una pieza más al rompecabezas”, concluye Kozakis.

 

 
 
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