¿Es la inteligencia artificial una amenaza para el flamenco y la música tradicional?

Aunque algunas opiniones consideran que resta mérito a la composición, también puede convertirse en un gran aliado para este género.

Redacción  |  24 de septiembre de 2025

En nuestros días, ya pocos dudan del impresionante potencial de la inteligencia artificial. Cada vez más consultado por particulares e integrado en las organizaciones y administraciones, representa un paso de gigante en la historia de la tecnología. Sin embargo, y probablemente sea por su impresionante capacidad, no está exento de polémicas.

Uno de los aspectos que más se ha discutido, desde su aparición, fue la posibilidad de crear “deep fakes” que hicieran dudar (o, directamente, engañar) a los usuarios por su realismo. Es decir, el espectador no sabe si está viendo una foto o video real, o manipulado por alguien con la IA. No son pocas las iniciativas legislativas, incluso a nivel europeo, al respecto para regular su uso, con especial énfasis en la transparencia. 

 

Los “deep fakes” son un ejemplo paradigmático. Pero no el único. ¿Dónde queda el mérito artístico si una máquina hace el trabajo por nosotros? El año pasado, la Junta Directiva de la Academia de Cine española se conjuró para dejar fuera de los Goya a las bandas sonoras creadas con IA.    

De hecho, la sinergia entre música e inteligencia artificial ha abierto un debate muy interesante, con posturas para todos los gustos. Esta herramienta tecnológica democratiza la producción musical, ya que permite que muchos creadores aficionados, con medios asequibles, puedan generar sus propias composiciones y enriquecer la oferta, saliendo del rígido circuito de los sellos y las productoras; especialmente, con las “cajas de resonancia” actuales, como las redes sociales. 

Por otro lado, la fina línea entre un recurso que ayuda en el proceso o que, simplemente, hace gran parte del trabajo es difícil de discernir en muchas ocasiones, por lo que levanta las sospechas de hasta qué punto una creación es mérito del autor o de la IA. 

También se alzan algunas voces para señalar que esta facilidad que aporta la inteligencia artificial podría dar alas a los que desvirtúan los géneros más tradicionales, expandiendo una producción que no siempre respeta los cánones y las reglas de la música más arraigada en la cultura española. El flamenco podría estar entre los “perjudicados”.   

 

¿Puede perder el flamenco la autenticidad por el fácil acceso a una herramienta de producción musical como la IA? ¿Son las nuevas plataformas digitales un riesgo por su capacidad para lanzar temas musicales sin los filtros tradicionales? ¿La utilidad puede superar a otros elementos nucleares, como la identidad? ¿Resulta más plausible, hoy, la apropiación cultural?

No es sencillo contestar a estas preguntas y, además, es muy posible que encontremos posturas muy diversas. Pero, por otra parte, tampoco sería justo centrarnos, únicamente, en los aspectos más polémicos o amenazantes de la IA respecto de la música tradicional. Máxime cuando hablamos de un tecnología que, precisamente, puede potenciar enormemente la creatividad y ayudar a divulgar el arte con técnicas muy innovadoras. 

Hasta ahora, hemos visto cómo diversos sectores productivos han utilizado la inteligencia artificial para aquellas áreas que le resultaban muy relevantes. Así, el iGaming ha desarrollado nuevos títulos de juegos de ruleta online más avanzados y realistas. La banca electrónica ha mejorado sus defensas de seguridad ante el fraude. O la logística ha creado rutas más eficientes y reducido las incidencias.

¿Cómo podría la IA colaborar con la música tradicional y, más concretamente, con el flamenco? Pues de formas muy variadas y disruptivas. Un buen ejemplo de ello son las ventajas para la digitalización, el archivo y la accesibilidad de consulta que puede proporcionar esta herramienta para piezas y composiciones históricas. Sin duda, en este aspecto, lejos de poner en peligro la integridad del flamenco, estaríamos colaborando con su legado y divulgación.

Respecto de la autenticidad, las piezas musicales pueden permanecer intactas, pero ahora tenemos la capacidad de añadir elementos audiovisuales más innovadores, que complementan la experiencia para el espectador, como animaciones, vídeos, perfeccionamiento de las imágenes originales o contenido interactivo en formato de realidad virtual o realidad aumentada.   

Las, en ocasiones, tan temidas propuestas de fusión entre estilos también pueden ser muy interesantes. Y la IA es un recurso de gran valor para desarrollarlas, con respeto a la tradición, pero sin renunciar a una evolución que pueda conectar con generaciones actuales y que propicien una mayor presencia de este estilo en nuevos ámbitos. 

Estos son sólo algunos ejemplos de aplicación de esta herramienta en este contexto. Pero la idea principal es que, sin querer pasar por alto algunos peligros que resultan evidentes, también la IA puede realizar notables aportaciones a un género tradicional que forma parte de la identidad más orgánica de nuestra cultura.  

 
 
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