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"La política es el campo de trabajo para ciertos cerebros mediocres" (Nietzsche)

Enrique Pérez  |  12 de mayo de 2020
Enrique Pérez (GRN)
Enrique Pérez (GRN)

La mediocridad en política es un defecto que está sobrevalorado o, lo que es lo mismo, ser mediocre se ha convertido en un requisito imprescindible para tener acceso a una carrera política prospera.

Junto a este defecto también puntúan otros como ser maleable, prepotente, indigno, arrogante; es decir, la política se ha convertido en un vertedero donde cabe todo y rebosa por los bordes.

A lo largo de la historia ha habido políticos sobresalientes y vocacionales y, también políticos ambiciosos, hostiles y muy mediocres; ahora, nos han tocado los del segundo grupo a todos los niveles, y, es la peor realidad que tenemos para hacer frente a tiempos de crisis como los que estamos viviendo.

 

La clase política que hay, es de lo mas mediocre que hemos tenido desde que se instauró la democracia en este país. Que hoy sea un demérito dedicarse a la política, es un grave problema porque se han colado muchos vividores por el colador de los partidos políticos que se lo han puesto fácil con la finalidad de hacer mas grande la parroquia de fieles a las siglas.

Los aspirantes a vivir de la política, tienen un denominador común que es no tener otra cosa mejor con la que poder llegar lejos y conseguir el reconocimiento social de muchos dependientes parroquianos y borregos. La prueba está en que la mayoría no ha tenido ningún trabajo fuera de la política y desde una temprana edad se han ligado a un partido político donde han hecho su proyecto de vida laboral, llegando a comer de ahí; porque al fin y al cabo se garantizan un trabajo regalado, bien en la administración de un ayuntamiento como personal laboral asignado con el dedo indice de la mano izquierda, derecha o con las dos juntas, o bien en cualquier organismo dependiente de un partido político en el poder, léase, ayuntamiento, diputación, o cualquier administración pública.

Hablamos de mediocres. Por descontados, quedan esa minoría que existe y que opta por vocación a hacer una carrera política por motivaciones personales y buenos principios de hacer cosas por los demás. Hay también gente muy válida que queda tapada, cuando no salpicada por quienes no tienen valía, suponiendo un desprestigio para ellos por ser medidos con el mismo patrón o metidos en el mismo saco.

Ya, de atrás, nos viene pareciendo urgente regenerar la clase política en este país y nos habíamos creído que con la irrupción de partidos políticos como ciudadanos y podemos, sería una realidad alcanzable pero -¡oh, decepción!- Solo fue un espejismo y quedamos ciegos sin advertir que serían mas de lo mismo, como han terminado demostrándolo los hechos.

Que el poder corrompe si se extiende mas del tiempo conveniente, es algo que está meridianamente claro, y, se puede entender que es la consecuencia de la condición humana; pero no se puede entender de ninguna manera que corrompa en el minuto 1 de partido, empezando por no mantener el discurso y los principios de los que se ha hecho gala y han valido para situarse en esa esfera tras ganar la confianza de sus electores.

Un charlatán vendehumos con afán de grandeza, seductor y con estudios, metido a político es un peligro público, pero el combustible que le nutre son una legión de políticos mediocres que le hacen visible y lo enaltecen colocándole en un escaño y de ahí en un consejo de ministros.

@enriquepmarti

 
 
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