Una estudiante de la UGR pone en valor el patrimonio arqueológico del Castillo de Lanjarón

La labor, desarrollada por Águeda Sánchez Alonso, estudiante de Arqueología , contempla la difusión y puesta en valor de la fortaleza

Redacción  |  7 de enero de 2024
Castillo de Lanjarón (CEHVAL)
Castillo de Lanjarón (CEHVAL)

Águeda Sánchez Alonso, estudiante del Grado de Arqueología de la Universidad de Granada (UGR) es la responsable del proyecto titulado “difusión para la puesta en valor del patrimonio histórico, arqueológico y cultural de Lanjarón”. Se trata de una práctica de la asignatura “Nuevas Tecnologías para la Difusión y Puesta en Valor del Patrimonio Arqueológico” que imparte Alberto Dorado Alejos. 

El Centro de Estudios Históricos del Valle de Lecrín y La Alpujarra (CEHVAL), del que es socia la estudiante, colabora en este proyecto de dinamización territorial con el objetivo de contribuir al conocimiento científico del patrimonio de este municipio.

 

La estudiantes ha propuesto como objeto de estudio el municipio de Lanjarón y en concreto su castillo. Explica que la iniciativa “surge de la necesidad de revalorizar el patrimonio del municipio de Lanjarón, continuando así la perdurabilidad de la historia del enclave y el conocimiento sobre él”. Para ello, ha desarrollado una página web en la que encontramos amplia información bibliográfica y fotográfica del monumento, rutas de acceso y accesibilidad, horarios y un punto de contacto para consultas. Asimismo, ha desarrollado un perfil de Instagram en el que se realiza divulgación mediante publicaciones frecuentes.

Águeda Sánchez Alonso se muestra muy ilusionada con el inicio de este proyecto al que “espero dar continuidad y ampliar las acciones con el objetivo de que la población local conozca el valor histórico y cultural de este enclave y podamos proyectarlo al visitante con un discurso riguroso sobre nuestro legado”. “Si comprendemos mejor nuestro entorno y las oportunidades socieconómicas que tiene lo conservaremos y protegeremos mejor”, ha apuntado. Así, ha afirmado que las nuevas tecnologías “son unas aliadas para la divulgación del conocimiento”. 

“Aportar mi grano de arena en el mejor conocimiento del legado histórico y patrimonial de mi pueblo merece la pena”, ha manifestado. Ha concluido invitando a vecinos y visitantes a participar “activamente” en las acciones que se están implementando en redes sociales.

Adrián Valiente se muestra muy satisfecho con los resultados conseguidos con su labor, aunque reconoce que “acceder a la población local no siempre es sencillo, menos aún si uno no es oriundo de la zona. Por suerte, he contado en todo momento con el apoyo de grandes personas que me han ayudado a estrechar lazos”.

“No ha sido un camino fácil, -añade-, he tenido que trabajar con la población aspectos que nadie había trabajado con ellos antes, con todas las dificultades que esto implica. Afortunadamente, los habitantes de la zona siempre se han mostrado receptivos y me han abierto las puertas de sus casas y de sus conocimientos”.

El joven apunta que “gracias a los talleres, las rutas interpretativas, los filandones de recogida de saberes tradicionales, y las campañas de sensibilización ambiental y de buenas prácticas, se ha conseguido que la población valore y comprenda un poco mejor el patrimonio natural tan rico que posee”. El desarrollo del proyecto le ha supuesto “un crecimiento personal en el que no solo he aprendido a entender mejor la naturaleza, sino que también he tenido la oportunidad de comprender mejor cómo el medio rural se relaciona con ella desde hace siglos”.

En el momento de realizar balance, Adrián Valiente afirma que las becas Ralbar “suponen un impulso para los estudiantes en los últimos años de formación, nos aportan nuevas experiencias y nos presentan el mundo laboral. Es una oportunidad única que estoy seguro de que marcará la diferencia en mi carrera laboral y por la que estoy enormemente agradecido”.

Es en este contexto en el que desea citar y dar gracias públicamente a las personas y entidades que con su apoyo han hecho posible el proyecto, desde Elena Fernández García, guía de la cueva de Llamazares, “por servirme de enlace con la población local, ya que sin su ayuda no habría podido estrechar los lazos que han sido claves”, a las doctoras de la ULE Esperanza Fernández Martínez y Estrella Alfaro Saiz, “por proporcionarme toda la ayuda que he podido necesitar”, a Benedicta Rodríguez Fernández, gestora de la reserva de la biosfera Los Argüellos. “por sus consejos, orientación y apoyo”, al herbario LEB de la ULE, “por cederme el material que necesitaba”, al Ayuntamiento de Valdelugueros “por proporcionarme la infraestructura necesaria para el desarrollo de mis actividades”, y a la Universidad de León y la Fundación Banco Sabadell, “por fomentar y financiar este tipo de programas”.

“Sin duda, -reflexiona Adrián Valiente Gómez a modo de conclusión -, aportar mi grano de arena a la conservación y mejor conocimiento del patrimonio natural de la zona ha merecido la pena. He crecido como persona y como profesional”.

 
 
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