'Los intereses creados' del Grupo de Teatro del Colegio de Abogados levanta al público durante su estreno

La agrupación logra el segundo 'gloria' consecutivo con su nuevo montaje basado en una de las principales obras del Premio Novel de Literatura Jacinto Benavente

Redacción  |  19 de octubre de 2023
Representación de la obra (COLEGIO DE ABOGADOS)
Representación de la obra (COLEGIO DE ABOGADOS)

Los actos de Santa Teresa, patrona de la Abogacía Granada, han vuelto a servir de telón de fondo para el estreno oficial de la nueva obra dramatúrgica del Grupo de Teatro del Colegio de Abogados de Granada. Así, numerosos letrados de la provincia se reunieron anoche en el teatro Isabel la Católica para disfrutar de ‘Los intereses creados’, uno de los libretos más reconocidos del Premio Nobel de Literatura Jacinto Benavente. 
Reconocimiento que sigue vigente. Tras la presentación del acto por el decano, Leandro Cabrera, y el coordinador del Grupo de Teatro, Luis Eduardo Gómez Quesada, la formación teatral, dirigida por Pablo Ramírez, consiguió con su magnífica actuación poner en pie al numeroso público que abarrotó el patio de butacas. Cosechó así el tercer ‘gloria’ de las catorce temporadas y treinta montajes de la historia del Grupo de Teatro. Cabe destacar que el anterior fue precisamente con esta misma obra, en su reciente preestreno en Almuñécar y el primero, en la primera puesta en escena de la agrupación. 

¿El motivo de esta ovación? Una atemporal -aunque ambientada en el siglo XVIII- “comedia de polichinelas” -como la subtitula su autor- estrenada en 1907 que reflexiona desde un humor audaz sobre las diferencias sociales y el imperio del deseo sobre los valores. Hasta la Justicia está dispuesta a cambiar su postura para no dejar en evidencia la falta de principios pasada. Para ello, el protagonista, el pícaro buscavidas Crispín (Ángel Domínguez), utiliza su labia para embaucar a la alta sociedad y que su amigo -amo para la ocasión- Leandro (Pablo Gutierrez) se case con una rica heredera. 

Una trama construida sobre un extraordinario dominio del lenguaje que permite a Crispín poder de cambiar sus representaciones, sus palabras inventadas, en cosas reales, incluso simplemente cambiando el lugar de una coma en una sentencia. Y una escenografía al más puro estilo de la Comedia del Arte italiana, con exagerados recursos mímicos, un pomposo vestuario y el uso de máscaras carnavalescas de corte esperpéntico a cargo de Cari Cabrera que aporta embellece la actuación también a nivel visual. 

 

 

 
 
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